Mientras que el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española define a
"unicidad" como "calidad de único", en estas páginas cobra un nuevo significado.
"Unicidad" surge de la palabra inglesa "Oneness", y es en esta acepción como la
interpretamos: "calidad, estado o hecho de ser uno".
Mi primer contacto con el concepto de unicidad apareció años atrás, cuando yo
estudiaba metafísica cristiana: como en algunas religiones se refiere, el nombre
del Ser Supremo (no por si acaso pudiera llegar a tener nombre, sino el nombre
con el que siempre es referido por el género humano) es "Yo Soy" o "Yo Soy el
que Soy". La metafísica devela gran parte de este misterio, pues en la afirmación
misma de esta Identidad Divina, en su pronunciación por nuestra parte, estamos
también haciendo una afirmación de aquella cualidad de Divinidad que nos corresponde
por haber sido creados o por haber emanado de aquella Primer Causa.
La Presencia, como también es referida en metafísica, viene siendo el origen de
todas las cosas, lo sabemos, sin importar cómo nos refiramos o en qué términos.
Sin embargo, el YO SOY siempre llevará implícito que Dios, en el concepto más
profundo que podamos elaborar sobre su totalidad, es Uno en todo lo creado. Es
decir, es Uno en Todo. Esto nos incluye a los humanos, a los animales y a los
demás reinos naturales, así como a todas las cosas contenidas en el universo,
inclusive aquellas "creadas" por nuestras manos, ya que si "Yo Soy" el creador
de un objeto, no importa qué tan "artificial" o "sintético" sea éste, siempre
contendrá en su interior lo mismo la energía natural que lo anima, que la energía
que su creador le ha impuesto. Al no haber diferencia alguna a nivel sustancial
(ni a ningun otro nivel, dicho sea de paso) entre los objetos y nosotros y la
Primer Causa, por tanto, "Yo Soy" el objeto, no está separado de "Yo Soy" el
humano, y ambos no están separados de "Yo Soy" la Primer Causa.
¿Complejo? Creo que estas son las palabras más sencillas en que puedo explicarlo.
Cuando leía los libros de Saint Germain, en metafísica, advertía que el
profundizar en el "Yo Soy" significaba abrir puertas a un nuevo estado de conciencia
en el que toda penalidad terrenal desaparece; Luego, Marianne Williamson nos
legó "Volver al Amor", basado en Un Curso de Milagros, donde confirma que "No
necesitas crear tu yo perfecto, porque Dios ya lo ha creado". Tu yo perfecto es
el amor que hay dentro de ti". Al leer este maravilloso libro, una profunda huella
se fincó en mi interior al leer que "No hay ningun lugar donde Dios se acabe
y tu comiences, y ningún lugar donde tú termines y empiece Yo. Tu Mente se extiende
hasta el interior de la mía y las de todos los demás. No se queda encerrada dentro
de tu cuerpo".
Desde el ángulo científico enlazado hacia el terreno esotérico, Deepak Chopra nos
nutrió con su brillante análisis del campo cuántico, las interacciones entre lo
físico y lo Divino. Paralelamente, se presentó en nuestras vidas Un Curso de Milagros,
en el que la misma idea aparece una y otra vez, desglosada hasta su más perfecto
detalle: "Si todas las creaciones de Dios son Hijos Suyos, cada una de ellas tiene
que ser parte integral de toda la Filiación. La Filiación, en su unicidad" (UCDM,
T-2.VII.6:2). Aquí fue donde apareció internet, y con este espléndido medio
de comunicación, la página www.oneness.com, digerida, concretada
en la única necesidad de tener conciencia sobre el hecho de que Soy Uno. La Unicidad
es pues, el tema, y a nuestro ver, más que una respuesta: LA respuesta que
muchos hemos andado buscando.
Por fin, ahora en español, hoy es tuya. Hazla tuya. Vívela. Compártela.